Los orígenes

Con el objeto de fundar la cofradía, un grupo de promotores creó en el año 2007 la Pro-Hermandad de Jesús Despojado. Bajo esta denominación, llevaron a cabo distintas acciones que sirvieron para divulgar sus fines y para crear el caldo de cultivo que dio lugar a la Hermandad que hoy día supera los tres lustros de vida.

Tras unos meses de intenso trabajo, el 3 de marzo de 2008 el Obispado de Salamanca emitió el decreto de erección canónica de la Hermandad, estableciendo su sede en la iglesia de La Clerecía. Inmediatamente después, en el mes de septiembre de aquel año, se produjo el ingreso de la Hermandad en la Junta de Semana Santa de Salamanca.

El encuentro con Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras y María Santísima de la Caridad y del Consuelo

Sin apenas tiempo, el 28 de septiembre de 2008, la Hermandad convocó Cabildo General Extraordinario, que aprobó que las imágenes de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras y María Santísima de la Caridad y del Consuelo fueran realizadas por el imaginero cordobés Francisco Romero Zafra. A partir de entonces, se estableció una hoja de ruta con la intención de salir por primera vez en procesión el Domingo de Ramos en el año 2012.

En medio de este proceso, surgieron una serie de diferencias con el Consejo Rector de La Clerecía que llevaron a la Hermandad a plantear el cambio de sede canónica. De este modo, se iniciaron distintas conversaciones con la parroquia de la Purísima y con el rector de la iglesia de San Benito hasta que el 25 de septiembre del año 2010 se aprobó el cambio de residencia, estableciéndose a partir de entonces en la iglesia de San Benito. Y fruto de aquellas conversaciones, también, la Hermandad firmó que realizaría su Estación de Penitencia a la SIB Catedral desde la iglesia parroquial de la Purísima, para lo cual las imágenes serían trasladadas desde su sede canónica hasta el templo de salida de forma solemne en los últimos días de Cuaresma.

El 11 de febrero de 2012, teniendo como escenario la parroquia de la Purísima, se bendijo la imagen de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras. Un acto que contó como padrinos a la Hermandad de Jesús Despojado de Sevilla y a las Hermanitas de los Pobres, con quienes se había colaborado estrechamente desde la creación del grupo promotor de la Hermandad. Aquello fue la antesala a la incorporación a las procesiones de Semana Santa de la ciudad. Con motivo de la celebración de la primera estación de penitencia, la Hermandad decidió recuperar la tradición de solicitar la venia a la cofradía decana, a la Ilustre Cofradía de la Vera Cruz, basándose en el privilegio que le fue otorgado por Felipe II para organizar en exclusiva las procesiones de Semana Santa en Salamanca. De hecho, la Vera Cruz apadrinó la primera procesión de la Hermandad, participando en la misma el Lignum Crucis portado en un relicario.

La bendición de la imagen de la Virgen, -María Santísima de la Caridad y del Consuelo-, tuvo lugar el 28 de septiembre de 2013. En esta ocasión, ejercieron como padrinos la Archicofradía del Rosario de Salamanca y nuevamente la Hermandad de Jesús Despojado de Sevilla. Asimismo, se contó con la presencia de Francisco Romero Zafra, de cuyas manos salieron los sagrados titulares de la Hermandad.

Crecimiento y consolidación

Habiéndose establecido en una nueva sede y habiéndose celebrado la primera estación de penitencia y la llegada y la bendición de las dos imágenes titulares, la Hermandad afronta a partir de este momento un periodo de crecimiento y consolidación. Así, en julio de 2014 aprobó los proyectos para la incorporación de seis imágenes secundarias para el paso de misterio, -el de Jesús Despojado-, y los primeros trabajos para la realización del paso de palio, -el de María Santísima de la Caridad y del Consuelo-.

Sin embargo, años más tarde, en 2018, la Hermandad se vio obligada nuevamente a cambiar de sede canónica para salvaguardar el patrimonio del problema de humedades que sufría el templo de San Benito. Con la autorización del Cabildo General, se aprobó el traslado a la parroquia de San Sebastián, donde permanece en la actualidad, manteniéndose la salida de la estación de penitencia desde la Purísima.

El Domingo de Ramos de ese mismo año tuvo lugar otro hito importante en la historia de la Hermandad, pues se incorporó a la estación de penitencia la imagen de María Santísima de la Caridad y del Consuelo. Lo hizo ante la alegría y expectación de numerosos fieles y devotos y los testigos que amadrinaron esta primera salida de la Santísima Virgen: La Hermandad de la Soledad, la Hermandad Dominicana, la Archicofradía del Rosario y la Cofradía de La Salud de Tejares.

La historia reciente de la Hermandad se ha visto bañada por otro proyecto importante que surgió de un acuerdo celebrado con la Orden de la Merced en la ciudad, incluyendo a partir de este momento en su denominación los títulos de Sacramental y Mercedaria. Orden de la Merced y Hermandad colaboran activamente en la celebración de sus cultos. También en la Estación de Penitencia, en la que participa la reliquia del Lignum Crucis de la congregación y la incorporación de la Orden en el cortejo y en la presidencia del paso de palio. Como consecuencia de esta unión fraguó el proyecto ‘Merced 2020’, fruto del cual se encargó la talla de una imagen de la Virgen de la Merced y el Divino Infante coincidiendo con el 75 aniversario de la llegada de la comunidad de los Padres Mercedarios a Salamanca. Bendecida en noviembre de 2020, esta advocación forma parte de la procesión de gloria organizada en conjunto con la Esclavitud Mercedaria y recupera el arraigo que tuvo en la década de los 50 en la ciudad cuando eran los militares del Cuartel General Arroquia los que sacaban en procesión una pequeña imagen de la Virgen de la Merced.

X Estación: 'Jesús es despojado de sus vestiduras'

Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 33-36:

"Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, -que quiere decir 'la calavera'-, le dieron a beber vino mezclado con hiel. Él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes y luego se sentaron a custodiarlo".

Meditación:

Jesús es despojado de sus vestiduras. El vestido confiere al hombre una posición social. Indica su lugar en la sociedad. Le hace ser alguien. Ser desnudado en público significa que Jesús no es nadie, no es más que un marginado, despreciado por todos.

El momento de despojarlo nos recuerda también la expulsión del paraíso: ha desaparecido en el hombre el esplendor de Dios y ahora se encuentra en mundo desnudo y al descubierto y se avergüenza. Jesús asume una vez más la situación del hombre caído.

Jesús despojado nos recuerda que todos nosotros hemos perdido la 'primera vestidura' y, por tanto, el esplendor de Dios. Al pie de la cruz los soldados echan a suerte sus míseras pertenencias, sus vestidos.

Los evangelistas lo relatan con palabras tomadas del Salmo 21, 19 y nos indican así lo que Jesús dirá a los discípulos de Emaús: todo se cumplió 'según las Escrituras'. Nada es pura coincidencia, todo lo que sucede está dicho en la Palabra de Dios, confirmado por su designio divino.

El Señor experimenta todas las fases y grados de la perdición de los hombres y cada uno de ellos, no obstante su amargura, son un paso de la redención: así devuelve él a casa la oveja perdida.

Recordemos también que Juan precisa el objeto del sorteo: la túnica de Jesús, 'tejida de una pieza de arriba abajo' (Jn 19, 23). Podemos considerarlo una referencia a la vestidura del sumo sacerdote, que era 'de una sola pieza', sin costuras (Flavio Josefo, Ant. jud., III, 161). Éste, 'el crucificado', es de hecho el verdadero sumo sacerdote.

No quiso calmantes, que le habrían nublado la conciencia durante la agonía. Quería agonizar en la cruz conscientemente, cumpliendo la misión recibida del Padre.

Esto era contrario a los métodos usados por los soldados encargados de la ejecución. Debiendo clavar en la cruz al condenado, trataban de amortiguar su sensibilidad y consciencia. En el caso de Cristo no podía ser así. Jesús sabe que su muerte en la cruz debe ser un sacrificio de expiación. Por eso quiere mantener despierta la consciencia hasta el final. Sin ésta no podría aceptar, de un modo completamente libre, la plena medida del sufrimiento.

En efecto, él debe subir a la cruz para ofrecer el sacrificio de la Nueva Alianza. Él es sacerdote. Debe entrar mediante su propia sangre en la morada eterna, después de haber realizado la redención del mundo (cf. Hb 9, 12).

Consciencia y libertad: son los requisitos imprescindibles del actuar plenamente humano. El mundo conoce tantos medios para debilitar la voluntad y ofuscar la consciencia. Es necesario defenderlas celosamente de todas las violencias. Incluso el esfuerzo legítimo por atenuar el dolor debe realizarse siempre respetando la dignidad humana.

Hay que comprender profundamente el sacrificio de Cristo. Es necesario unirse a él para no rendirse, para no permitir que la vida y la muerte pierdan su valor.

Oración:

Señor Jesús, has sido despojado de tus vestiduras, expuesto a la deshonra, expulsado de la sociedad. Te has cargado de la deshonra de Adán sanándolo. Te has cargado con los sufrimientos y necesidades de los pobres, aquellos que están excluidos del mundo. Pero es exactamente así como cumples la palabra de los profetas. Es así como das significado a lo que aparece privado de significado. Es así como nos haces reconocer que tu Padre te tiene en sus manos, a ti, a nosotros y al mundo. Concédenos un profundo respeto hacia el hombre en todas las fases de su existencia y en todas las situaciones en las cuales lo encontramos. Danos el traje de la luz de tu gracia.

Señor Jesús, que con total entrega has aceptado la muerte de la cruz por nuestra salvación, haznos a nosotros y a todos los hombres del mundo partícipes de tu sacrificio en la cruz, para que nuestro existir y nuestro obrar tengan la forma de una participación libre y consciente en tu obra de salvación. A ti, Jesús, sacerdote y víctima, honor y gloria por los siglos de los siglos.